La mano del ciudadano-agresor ... Alan García.
Las leyes N° 27939 y N° 28726 señalan que sólo responde el autor; que la acción penal y la pena prescriben al año; que en caso de reincidencia el plazo se duplica y la sanción podría ser aumentada hasta el doble del máximo legal fijado. El juicio se desarrollará en audiencia única, sin interrupción alguna, escuchándose a ambas partes y “si el procesado reconoce espontáneamente su responsabilidad y no se estima necesario la actuación de otras diligencias, el juez dicta de inmediato la sentencia que corresponda, señalando la pena y la reparación civil”; queda claro que, en cualquier estado del proceso, el agraviado puede desistirse o transigir con el agresor, con lo cual se dará por fenecido el proceso. El fallo judicial puede ser apelado; ítem más, si la sanción queda consentida y el condenado no cumple, injustificadamente, con la prestación de servicios, la medida se convertirá en pena privativa de libertad, previo apercibimiento judicial, a razón de un día de prisión por cada jornada incumplida.
Hace pocos días, Alan García habría aplicado un sopapo a un joven voluntario que desempeñaba labores de apoyo en ESSALUD; el hecho sucedió en las instalaciones del Hospital “Edgardo Rebagliati”, en circunstancias que efectuaba una visita privada y sin carácter oficial. En la agenda palaciega no figuraba dicha actividad. La falta contra la persona no la cometería el jefe de Estado en funciones, ni en ejercicio del cargo; ésta habría sido perpetrada por el ciudadano García, quien debería responder por sus actos ante la autoridad judicial y no se requiere que culmine su mandato para procesarlo, ni condenarlo.
Igualmente, habría que analizar una probable reincidencia, ya que no es la primera vez que dicha persona tiene éste tipo de reacciones violentas e inexplicables; nadie olvida que el ciudadano Jesús Lora fue cobardemente golpeado por la espalda. En aquella época el agresor, sorprendentemente, afirmó en su declaración policial que sólo levantó su rodilla para protegerse de una probable agresión de la víctima, cuando las imágenes demostraban una feroz patada.
Realmente increíble e inaceptable.
Por último, el Poder Judicial (PJ) no puede mantener un silencio cómplice ante tremendo escándalo público; y, la Fiscal de la Nación, conforme a lo establecido en el artículo 80° de la Ley Orgánica del Ministerio Público (LOMP), debería dictar las instrucciones necesarias para que el titular de la acción penal pública, defensor de la legalidad y de la sociedad realice una inmediata pesquisa preliminar, debido a las extrañas circunstancias que han rodeado éste bochornoso incidente donde aparece un personal de seguridad presidencial, con una sospechosa credencial-laboral y auto inculpándose de los hechos, para lograr la impunidad del verdadero responsable.
El artículo 441° del Código Penal determina que comete falta contra la persona quien, de cualquier manera, causa a otro una lesión dolosa que requiera hasta diez días de asistencia o descanso, según prescripción facultativa, será reprimido con prestación de servicio comunitario de cuarenta a sesenta jornadas; el agraviado presentará la denuncia directamente ante la autoridad judicial, la investigación y el juzgamiento estarán a cargo del juez de Paz Letrado, quien examinará lo actuado por la Policía Nacional del Perú (PNP), el plazo será no mayor de veinte días, salvo prórroga excepcional de diez días.
Las leyes N° 27939 y N° 28726 señalan que sólo responde el autor; que la acción penal y la pena prescriben al año; que en caso de reincidencia el plazo se duplica y la sanción podría ser aumentada hasta el doble del máximo legal fijado. El juicio se desarrollará en audiencia única, sin interrupción alguna, escuchándose a ambas partes y “si el procesado reconoce espontáneamente su responsabilidad y no se estima necesario la actuación de otras diligencias, el juez dicta de inmediato la sentencia que corresponda, señalando la pena y la reparación civil”; queda claro que, en cualquier estado del proceso, el agraviado puede desistirse o transigir con el agresor, con lo cual se dará por fenecido el proceso. El fallo judicial puede ser apelado; ítem más, si la sanción queda consentida y el condenado no cumple, injustificadamente, con la prestación de servicios, la medida se convertirá en pena privativa de libertad, previo apercibimiento judicial, a razón de un día de prisión por cada jornada incumplida.
Hace pocos días, Alan García habría aplicado un sopapo a un joven voluntario que desempeñaba labores de apoyo en ESSALUD; el hecho sucedió en las instalaciones del Hospital “Edgardo Rebagliati”, en circunstancias que efectuaba una visita privada y sin carácter oficial. En la agenda palaciega no figuraba dicha actividad. La falta contra la persona no la cometería el jefe de Estado en funciones, ni en ejercicio del cargo; ésta habría sido perpetrada por el ciudadano García, quien debería responder por sus actos ante la autoridad judicial y no se requiere que culmine su mandato para procesarlo, ni condenarlo.
Igualmente, habría que analizar una probable reincidencia, ya que no es la primera vez que dicha persona tiene éste tipo de reacciones violentas e inexplicables; nadie olvida que el ciudadano Jesús Lora fue cobardemente golpeado por la espalda. En aquella época el agresor, sorprendentemente, afirmó en su declaración policial que sólo levantó su rodilla para protegerse de una probable agresión de la víctima, cuando las imágenes demostraban una feroz patada.
Realmente increíble e inaceptable.
Por último, el Poder Judicial (PJ) no puede mantener un silencio cómplice ante tremendo escándalo público; y, la Fiscal de la Nación, conforme a lo establecido en el artículo 80° de la Ley Orgánica del Ministerio Público (LOMP), debería dictar las instrucciones necesarias para que el titular de la acción penal pública, defensor de la legalidad y de la sociedad realice una inmediata pesquisa preliminar, debido a las extrañas circunstancias que han rodeado éste bochornoso incidente donde aparece un personal de seguridad presidencial, con una sospechosa credencial-laboral y auto inculpándose de los hechos, para lograr la impunidad del verdadero responsable.
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PRIMER OTROSI DIGO: Este artículo fue divulgado el martes 19 de octubre del 2010, en la columna "El dedo en la Llaga...", página 18 del diario "La Primera" (Lima-Perú), bajo el título "El sopapo de Alan García".
SEGUNDO OTROSI DIGO: Hasta la fecha sólo se conoce la denuncia formulada por el agraviado ante la Comisión de Ética del Ilustre Colegio de Abogados de Lima (CAL) donde seguramente están realizando las indagaciones del caso; sin embargo, nadie sabe los resultados de las intervenciones que debió realizar el Ministerio Público (MP) y la Policía Nacional del Perú (PNP) sobre los probables ilícitos penales cometidos por aquel seguridad que se presentó, en una conferencia de prensa, como supuesto agresor, para proteger al jefe de Estado, ni sobre las pesquisas policiales relacionadas a la falta contra la persona cometida por el ciudadano Alan García. Menos aún, existe información del Juzgado de Paz Letrado de Jesús María (Lima) sobre el incidente ocurrido en el Hospital "Edgardo Rebagliati"; sólo sabemos que los magistrados de dicha jurisdicción dependen de la presidencia de la Corte Superior de Justicia de Lima, a cargo de César Vega Vega, ex socio de Alan García y uno de los operadores políticos del APRA en el vientre del Poder Judicial (PJ).
TERCER OTROSI DIGO: En lo referido al Juzgado de Paz Letrado de Jesús María (Lima) sólo se conoce la información que se difundió hace varios meses sobre la existencia de una jueza, pariente del asesor legal de la Universidad "Alas Peruanas", quien había sido colocada en dicho cargo por el magistrado César Vega, titular de la Corte Superior de Justicia de Lima; igualmente, todos recordamos que el letrado de aquella casa superior de estudios, Uriel Aramayo, habría organizado un almuerzo en el Club Law Tenis, ubicado en el Cercado de Lima, para celebrar la elección de César Vega como presidente de la Corte Superior de Justicia de Lima (2009).
Lima, noviembre del 2010.
1 comentario:
Es una verguenza que la PNP no haga nada y que el juez de paz letrado tampoco diga nada... que paso? se mueren de miedo frente a Garcia? o es el control de Cesar Vega?
El Ministerio Publico igual no defiende a la sociedad ni la legalidad, todos estan sometidos al poder de Garcia.
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